Corremos; no sabemos por qué ni hacia dónde. Detengámonos, observemos, preguntemos. En otros tiempos solo el filósofo y el profeta eran testigos de su época; hoy cada hombre está comprometido con el hombre y con el mundo.
Ya no nos es posible sentirnos justificados por testimonios ajenos; nuestra necesidad no se satisface con una razón intelectual sino con una realidad interior.
Reunión de Maestros en el cerro Aconcagua. MG_
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MG